Como hombre práctico, Don Bosco dejó su Testamento Espiritual como un mensaje visionario hacia el futuro de los salesianos y sus jóvenes.
Mis queridos y amados hijos en Jesucristo: antes de partir para mi eternidad, debo cumplir con vosotros algunos deberes y satisfacer así un vivo deseo de mi corazón. Ante todo, os agradezco con el más vivo afecto de mi corazón la obediencia que me habéis prestado y cuanto habéis trabajado para sostener y propagar nuestra Congregación (...)[33]
Don Bosco dice que "en lugar de llorar" por su muerte, sus hijos deben hacer firmes propósitos de "permanecer seguros en la vocación hasta la muerte", del trabajo constante, el buen ejemplo para los alumnos y la práctica del sistema preventivo. Es de destacar que Don Bosco no recomienda penitencias y mortificaciones especiales y dice:Cada uno, en lugar de hacer observaciones sobre lo que hacen los otros, esfuércese en cumplir con el mayor esmero posible las responsabilidades que le han sido confiadas[34]
Por último Don Bosco advierte que "cuando comience entre nosotros el bienestar y las comodidades" la sociedad salesiana "ha terminado su misión"[35] y "no olvidéis que nosotros estamos para los niños pobres y abandonados".
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